Comenzó como una de esas organizaciones fanáticas que surgen regularmente y luego se acaban pero este hombre y su élite administrativa y de marketing han logrado no solo mantenerse sino además incrementarse llevando además a la gente a hacer lo que décadas atrás siquiera se hubiera concebido de una secta por ser demasiado obvio: Aceptar el 666 como un símbolo dívino. [Ver artículo completo]