martes, junio 29, 2010

Jesucristo VS Maquivelo (WWJD vs WWMD) en el mundo moderno

Hace tiempo atrás entré a trabajar a una famosa empresa japonesa conocida por sus camiones líderes en el mercado mexicano.
Puedo decir que fue una de las mejores experiencias en lo personal que haya tenido.
Admito que me llevé cierta decepción del concepto de la filosofía de trabajo que yo creía los japoneses siempre tenían según yo había leido y escuchado de otras empresas como Sony, Daewoo y otras pero bueno, fue no obstante la segunda empresa donde yo haya trabajado y que pude encontrar personas y compañeros de trabajo con un gran valor en el sentido del factor humano.
La sana convivencia, el respeto a los demás, la capacidad de escucha activa, la tolerancia a las ideas de los demás en verdad creaban un ambiente donde uno se sentía estimulado a dar lo mejor de si mismo no solo como empleado sino como profesional y desde luego persona.

Sin embargo, habita entre las filas de esa empresa una persona que es conocida por muchas cosas menos por ser confiable, leal y honesta.
Como en muchas empresas en México y en el mundo es una persona a la que nadie mira con confianza o respeto. Es una persona con un puesto clave en la empresa y en consecuencia no hay forma de evadirle tan facilmente. Más aún, es la conocida persona que no trabaja, que siempre llega tarde (aunque simula irse siempre tarde en aras del mucho trabajo), que a cualquier compañero de trabajo que no tiene jerarquía sobre él simplemente lo mira con desprecio y les da por su lado o simplemente les da largas cuando le piden apoyo.
Es la conocida persona que se muestra no obstante, sumisa, seria y respetuosa ante los Directores de la firma.
Gana el doble o el triple de lo que ganan otras personas que en verdad aportan valor a la empresa pero los Directores parecen estar bajo un embrujo y asienten, autorizan y aprueban la mayoría de las decisiones y maniobras que esta persona les ofrece aunque en el fondo hayan sido diseñadas para no dar beneficio a nadie más sino a esta persona.

Claro, cuenta con una especie de secuáz. Extraña mescla de amigo y complice que curiosamente también ocupa un puesto clave en la empresa. Lograron hacer "quimica" porque ambos tenían algo que al otro le convenía. Ambos saben que el otro viola abiertamente una o varias reglas de la empresa pero a cambio de silencio, favores y omisiones se hacen de la vista gorda como decimos aquí en México. Han llegado a sus posiciones no por el sano ciclo del desarrollo profesional sino por el despido de otras personas antes de ellos (a veces inducido por ellos mismos) o por haberse hecho indespensables en la operación de la empresa.
El primero tiene más de 30 años y el segundo apenas se acerca a los veintitantos.

Son gente altamente hipócrita, mentirosa e irrespetuosa con los demás. En su charlas siempre muestran un grado de vanidad y juegan con las palabras. Cuando están molestas suelen hacer berrinches y en su enojo son capaces de ser altamente ofensivos.

Esta historia desde luego no es nueva. Existen personas así en casi todas las empresas del pais y desde luego, en el mundo entero. Las grandes ciudades como México, Monterrey y Guadalajara no son muy distintas de otras como New York, Chicago o Atlanta al momento de encontrar personas y grupos con muchas o varias de las características que describí antes.
Si le preguntas a alguien cuál sería una descripción de estas personas seguramente todas coinciden en una sola: "Maquiavélicas".

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