miércoles, julio 10, 2013

¿Por qué es tan difícil para algunas personas admitir que se han equivocado?

¿Por qué es tan difícil para algunas personas admitir que se han equivocado?

1. Usamos las palabras "error" y "equivocación" de manera sinónima y no es así.
"Equivocación" viene de las palabras latinas equale=igual y voco=llamar que se traduce como "llamar de la misma manera una cosa diferente".
Es decir, es un asunto de percepción y comprensión. La mecánica o razón de algo no es clara al cerebro y entonces se actúa de manera imprecisa.

"Error" viene del latín "errare" que significa "fallar el blanco" y se usaba originalmente en actividades deportivas.
Un error se produce como resultado de una o más equivocaciones. Es un asunto ahora de resolución.
No preguntar por pena es la equivocación que lleva a cometer un error pues a falta de instrucciones correctas la persona no sabe cómo resolver una tarea asignada.
Si además la persona se calla la falla cometida por temor a represalias comete una nueva equivocación que conduce a otro nuevo error.

Hay errores positivos y errores negativos.
Los positivos son aquellos que nos brindan la posibilidad de aprender o reaprender de una experiencia. Las consecuencias se pueden revertir.
Los negativos son aquellos que resultan en necedad, poca capacidad de negociación y negación de un problema. Las consecuencias pueden ser inevitables.

2. Hemos sido enseñados que equivocarse e incluso errar es "malo" y eso nos hace "tontos" o "débiles".
Aunque incorrecto, esta es la razón principal por la cual de manera refleja evitamos a toda costa reconocer una equivocación o error de parte nuestra.
Tememos ser vistos como "menos inteligentes" por la otra parte y entonces evitamos a toda costa la sensación de vergüenza que es un sentimiento aprendido y produce una terrible incomodidad.
Este aprendizaje comienza desde niños y los padres solemos unificar "el pecado" con "el pecador". Ahí comienza una raíz.
Enseñamos a los niños que se equivocan por ser tontos o que cometen errores porque son malos.

Cuando un niño se equivoca o comete un error SIEMPRE hay que preguntarle si se encuentra bien (por ejemplo si se cayó o si se rompió un objeto a su lado o mientras lo manipulaba).
El niño percibirá que nuestro principal interés es su persona y no la acción o el objeto.
ANTES de pensar en regañar a su hijo primero verifique que él/ella se encuentran bien físicamente e incluso emocionalmente (un niño se asombra y asusta más rápido que un adulto).

Luego de esto, hay que (dependiendo de la situación) indicarle si el accidente o fallo sucedió por descuido de él/ella (enseñándole sanamente a asumir responsabilidades) al no poner atención a las instrucciones e incluso (aunque a muchos padres les cuesta reconocerlo) confirmar si la forma en que les dimos nosotros las instrucciones no fue comprensible para ellos.

Confirmado lo anterior, hay que reforzar nuestra confianza y cariño en el niño e involucrarlo en pensar en una solución.
"Tú eres muy listo(a) pero no pusiste suficiente atención. ¿Cómo crees que debemos solucionar esto? Ven, hagámoslo juntos. Ayúdame"

3. La vergüenza o la falta de humildad (el miedo en ambos casos)
Los 2 principales motores de esta falta de admisión pueden ser la vergüenza (el qué dirán los demás) o la falta de humildad basada en un pensamiento jerárquico ("el jefe siempre tiene la razón", "yo soy tu jefe", "soy tu padre", "soy el mayor", "Soy el hombre") o de competencias ("Pensara que soy débil", "No puedo permitir que crea que no sé", "Yo sé más que él").

4. No querer asumir responsabilidades.
En consecuencia de los 3 puntos anteriores se activa un mecanismo de defensa que nos hace evadir nuestra responsabilidad en lo sucedido. Entre mayor es la consecuencia, mayor es la evasión.
Como mencioné en el punto 1, los errores se producen como una consecuencia de equivocaciones basadas desde luego en decisiones. Una pronunciación se vuelve equivocación cuando por comprensión no me queda clara la regla o sintaxis ortográfica de un idioma. Pero puede volverse un error cuando por falta de práctica no asimilo nunca el concepto.

Una persona puede dar cambio de más por equivocación al estar muy saturada de clientes y luego darse cuenta, asumir su responsabilidad y pedirle amablemente al cliente le devuelva el dinero.
"Creo que le di un billete de más. ¿Me permite revisar por favor?"

Una persona puede causar un accidente por error al no poner atención o seguir los procedimientos adecuados al realizar una tarea. El temor a las consecuencias hace casi en automático que evada la responsabilidad.
"Si, se rompió pero fue porque así ya estaba" o "Es que los demás me distrajeron" o "Es que no le entendí al instructivo" o "Es que tú no me dijiste bien"

5. Evadir un cambio (de actitud, de acción, de sentimiento, de pensamientos)
No hay forma de engañarnos a nosotros mismos. Cuando nos damos cuenta de nuestra equivocación o error una voz interna nos lo hace saber.
Es como una voz que dice desde dentro "Ouch! Es verdad. Si me equivoqué"

Y como cualquier cosa rota debe repararse, una acción o respuesta es requerida de nuestra parte.
Darnos cuenta de un error no significa que estemos admitiendo nuestra participación en ello.
Cientos de asesinos reconocen a sus víctimas cuando se les muestran fotos e incluso cuando en esas fotos están en flagrancia pero aún así dicen cosas como "Soy inocente" o "Pero yo no la maté" o "Se lo merecía"

La mayoría de personas se dan cuenta internamente de su equivocación o error pero externamente lo niegan.

Se vuelve una cuestión de actitud (carácter) más que de aptitud (capacidad). Entonces recurrimos a evadir el cambio que se hace evidente ante nuestra percepción de la realidad.
Reconocer un error implica que un pensamiento preconcebido en nuestra mente tal vez no es lo que pensábamos y debemos cambiarlo.
Al cambiar un pensamiento en automático tendremos que cambiar de sentimientos, de actitudes y en consecuencia de acciones.

Entonces echamos esa responsabilidad y necesidad en el otro o los otros:
"Es que tú tuviste la culpa", "Es que ya sabías", "Es que no me dijiste", "Es que yo creía que tú...", "Es que me haces enojar", "Es que me haces sentir triste", "Es que está muy difícil", "Es que estoy muy ocupado", "Es que no tengo tiempo", "Es que tú..." , "Bueno si pero tú también...", "Yo estoy bien. Tú eres el que...", "Siempre quieres hacer las cosas a tu manera" y la lista puede ser interminable.

CONSECUENCIAS DE NO ADMITIR QUE NOS EQUIVOCAMOS:
  • Aumento de mentiras y argumentos defensivos.
  • Discusiones frecuentemente tensas con la otra parte
  • Negociaciones basadas en emociones y no en hechos reales. Una de las partes siente que tiene que "ganarle" o "vencer" a la otra
  • La creatividad para resolver problemas disminuye notablemente
  • Autoengaño
  • Tensión física en el cuerpo (por mentir)
  • Rechazo al cambio evidente en nuestro interior ante una situación en nuestra vida. El daño más grave nos lo hacemos nosotros mismos.

¿QUÉ PASA CUANDO ADMITIMOS Y NO SOLO RECONOCEMOS NUESTRAS EQUIVOCACIONES Y ERRORES?
  • Decimos la verdad lo que conduce la charla a un mejor acuerdo final
  • Charlas sanas
  • Negociaciones sanas, concretas y sobre todo prácticas para ambas partes. Ambas encuentran beneficio
  • La creatividad encuentra espacio en las dos partes. Los problemas se resuelven objetivamente.
  • Autocrítica sana
  • Cuerpo sano
  • Evidencia de cambio y nuevas acciones


¿Y QUE PASA SI YO ADMITO MI ERROR Y LA OTRA PERSONA NO?
Siempre y cuando la persona no entre en necedad, existen posibilidades de llegar a un acuerdo final. Si la persona se cicla o entra en necedad, lo mejor es abandonar la discusión o intentar negociar en otra ocasión. ¿Quieres encontrar la solución o simplemente "ganar" la discusión?
El beneficiado serás tú pues Dios sabe que puede confiarte más conocimiento y sabiduría (recuerda el principio del vacío)

¿CÓMO SE ADMITE UN ERROR?
Esta es la parte más difícil sobre todo si no se está habituado a ello pero al final siempre vale la pena.

1. Sin culpa ni vergüenza dítelo primero a ti mismo en tu mente y corazón. No se trata de flagelarse.
2. Exprésalo VERBALMENTE y di la verdad. Los pensamientos son ideas y las palabras también. "Es verdad. Admito que me equivoqué" o "Tienes razón: Ya vi dónde me equivoqué" o "Si, admito que lo olvidé" o "Cierto. No escuché bien".
3. NO argumentes ni justifiques. "Si pero...", "Bueno, es que...". Guarda silencio unos segundos y haz el paso 4 a continuación.
4. Sonríe para ti y el otro luego de expresarlo verbalmente. La sonrisa tiene un efecto físico y mental que libera la tensión existente. Si no crees que sonreír en ese momento es adecuado (por ejemplo en una reunión con un Jefe o una persona de más autoridad que tú) sencillamente mantén una postura relajada y no hagas muecas. Tus ojos también sonrien de manera discreta y con el mismo efecto que tus labios.
5. Piensa cómo puedes aportar la solución para corregir o resolver la equivocación o el error.
6. Sugiere verbalmente algunas ideas o si no se te ocurre ninguna al momento dile abiertamente a la persona que te la oportunidad de pensar y le compartes luego tus propuestas.
7. Cumple el paso 6: Actúa
8. APRENDE de lo sucedido. En ti está que el error sea negativo o positivo. Ahora sabrás algo que no sabías antes y eso es bueno para ti.
9. Y la más importante: NO TENGAS MIEDO DE VOLVER A EQUIVOCARTE. El aprendizaje incluye al error en su composición.

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